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Comandancia Templaria

Caballeros Sixto, Wilmer y Frank: Liderando la Comandancia Templaria Santiago Mariño N° 1.

Caballeros Wilmer, Sixto y Frank

La Comandancia Templaria Santiago Mariño N° 1, Rito York, de Caracas – Venezuela, avanza en sus trabajos con la realización de su tenida ordinaria del mes de junio 2024, bajo la conducción del Comendador Sixto López González, del Generalísimo Wilmer Monterrey López, del Capital General Frank Sánchez Mora de 1er y 2do Vigilantes Eleanel Meza y Stefan Fisic respectivamente y del Prelado Daniel Sequera.

La Comandancia Templaria es el último eslabón de la cadena del Rito York, pasando por el Real Arco y Consejo Críptico.

Los trabajos de la Comandancia Santiago Mariño N° 1 los realizan en su Templo que esta en la sede de la Gran Logia Nacional Venezolana -GHLNV- de Bello Monte, con la cual tenemos relaciones de amistad.

Los Templarios fue una orden militar católica medieval cuyos miembros combinaban la destreza marcial con la vida monástica y defendían los lugares santos cristianos y a los peregrinos en Oriente Medio y en otros lugares.

“Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, la cual el Hijo del Hombre os dará, porque a este selló Dios el Padre”. (Juan,6:27)

IN HOC SIGNO VINCES

Jacques Bernard de Molay

Comandancia Santiago Mariño N° 1

La Comandancia de Caballeros Templarios Santiago Mariño N° 1 de Caracas, Venezuela, realizó su asamblea del mes de febrero 2023 donde se planifica para los próximos conferimientos de las ordenes de la Cruz Roja, Orden de Malta y Caballería Templaria.

El Comendador Sixto López G. junto con sus oficiales conversaron sobre la logística de esta importante ceremonia para garantizar su éxito.

“Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, la cual el Hijo del Hombre os dará, porque a este selló Dios el Padre”. (Juan,6:27)

IN HOC SIGNO VINCES

Orden del Templo

La piedad de superstición de la época había inducido multitudes de peregrinos en los siglos XI y XII, a visitar Jerusalén con el propósito de ofrecer sus devociones al sepulcro del Señor y los otros santos lugares que se encuentran en esa ciudad. Aventureros religiosos eran hombres débiles y ancianos, casi todos ellos sin armas, y la mayor parte de ellos estaban sujetos al insulto, pillaje, y con frecuencia a la muerte, infligida por las hordas de Árabes quienes, aún después de la captura de Jerusalén por los cristianos continuaron asolando las costas de Palestina y los caminos a la capital.

Con el fin de proteger a los piadosos peregrinos quienes de este modo se exponían al hurto y al ultraje corporal, nueve caballeros franceses, partidarios de Baldwyn, se unieron, en el año 1118, en una confraternidad militar o hermandad dedicada a las armas, e instituyeron un pacto solemne para ayudarse recíprocamente en despejar los caminos, y defender a los peregrinos en su paso a la ciudad santa. Dos de estos caballeros eran Hugo de Payens y Godofredo de San Aldemar. Raynouard (Los Templarios) dice que los nombres de los otros siete no han sido conservados en la historia, pero que Wilke (Geschichte des T. H. Ordens) los menciona, siendo Roral, Gundemar. Dodofredo Bisol, Payens de Montidier. Archibaldo de San Aman, Andrés de Montbar, y el Conde de Provenza.

Uniendo el carácter militar con el monástico, celebraron en presencia del patriarca de Jerusalén, los votos y juramento acostumbrado de la pobreza, castidad y obediencia, y con gran voluntad asumieron el título de “Humildad Soldados de Cristo”. Baldwyn, rey de Jerusalén, asignó para su residencia una parte de su palacio que se encontraba cerca del sitio que ocupaba antes el Templo; y los Abates y Canónigos del Templo les otorgaron, como lugar en el cual podían almacenar sus armas y municiones, la calle que se encontraba entre el palacio y el Templo, de donde derivaron el nombre de Templarios, título que retuvieron desde entonces. Raynouard dice que Baldwyn envió a Hugo de Payens a Europa a solicitar una nueva cruzada, y que durante su permanencia ahí presentó a sus compañeros ante el Papa Honorio II, de quien suplicaban el permiso para formar una orden militar religiosa en imitación de la de los Hospitalarios. El pontífice los recomendó a los concilios eclesiásticos los cuales se encontraban en sesión en Troya, en Champagne. Payens se encaminó de aquí a ese lugar, habiendo manifestado los padres la vocación de él y sus compañeros como defensores de los peregrinos; la proposición fue aprobada, y le fue ordenado a San Bernardo el prescribe reglamentos para la Orden naciente.

Este reglamento, en el que los Caballeros de la Orden se llaman Pauperes commolitis Christi et Templi Salomonis, o “Los Humildes Soldados de Cristo y del Templo de Salomón”, aún existe. Consta de setenta y dos capítulos, cuyos detalles son notables por su carácter ascético.. Unieron varios ejercicios devotos y severos, disciplina, ayuno y oración. Prescribía para los caballeros declarados vestiduras blancas como el símbolo de una vida de pureza; los escuderos y criados debían vestir de negro. Al traje blanco, el Papa Eugenio II posteriormente agregó una cruz que debía usarse sobre el pecho izquierdo como símbolo de martirio.

Hugo de Payens, proveído de esta manera con una ley que le proporcionaba la permanencia a su orden, y animado por la aprobación de la Iglesia, regresó a Jerusalén, y llevando consigo muchas reclutas de entre las familias más nobles de Europa. Los Templarios poco después se distinguieron de un modo prominente como guerreros de la cruz. San Bernardo, quien los visitaba en su retiro del Templo, habla en los términos más elocuentes de su abnegación, su frugalidad, su modestia, su piedad, y su bravura. “Sus armas”, dice, “era su único aderezo, lasque usaban con valor, sin temor al número o fuerza de los bárbaros. Toda su confianza estaba en el Señor de las Huestes, y al pelear por su causa obtendrían la segura victoria o una muerte honorable y cristiana”. Su bandera era el gallardete, de los colores blanco y negro divididos, indicativos de la paz para sus amigos, y la destrucción para sus enemigos. En su recepción cada uno de los Templarios juraba no voltear su espalda ante tres enemigos, pero si se encontrase solo, combatirlos si eran impíos. Era su costumbre decir que el Templario debía morir o vencer, desde el momento en que no tenía que otorgar por su rescate, sino su cíngulo y su puñal.

La Orden del Templo, al principio excesivamente simple en su organización, en poco tiempo llegó a ser muy complicada. En el siglo duodécimo estaba dividida en tres clases, que eran Caballeros, Capellanes, y Hermanos del Servicio.

1. Los Caballeros; se requería que cualquiera que se presentase para ser admitido en la Orden, debía probar que había nacido de familia digna, y de himeneo legítimo; de que estaba libre de todas las obligaciones previas; de que si era casado, o de si tenía compromiso de matrimonio; de que no hubiera hecho ningunos votos de recepción en otra Orden; de que no estaba comprometido en deudas; y finalmente, de que estaba dotado de una constitución saludable y de un cuerpo sano.

2. Los Capellanes. La Orden del Templo, diferente de la de los Hospitalarios, consistía al principio únicamente de legos. Pero la bula del papa Alejandro III, expedida en 1172, confería permiso a los Templarios de aceptar en sus casas a personas espirituales que no estuviesen ligadas con juramentos previos, cuyo nombre técnico era el de capellanes. Eran requeridos para que sirviesen en el noviciado de un año. La recepción era, excepto en algunas ocasiones no aplicable a la clerecía, lo mismo que en la de los Caballeros, y eran requeridos de hacer únicamente los tres votos de la pobreza, castidad, y obediencia. Sus deberes: el desempeño de los cargos religiosos, y oficiar en todas las ceremonias de la Orden, tales como la admisión de miembros durante las instalaciones, etc. Sus privilegios eran de ninguna importancia, pues consistían principalmente en sentarse al lado del Maestro, y de servirles primero en la mesa.

3.Los Hermanos del Servicio. La única calificación que se requería del hermano del servicio, era que debía ser de nacimiento libre y no esclavo; pero con esto no debía suponerse que todas las personas de esta clase eran de condición servil. Muchos hombres, aunque no de noble linaje, pero de riqueza y posición elevada, se encontraban entre los hermanos del servicio. Éstos habían combatido en los campos de batalla bajo las órdenes de los caballeros, y del mismo modo desempeñaban en casa los oficios domésticos. Al principio no había sido una clase de ellos, pero después fueron divididos en dos los Hermanos de Armas, y los Hermanos de Oficio, los primeros eran los soldados de la Orden. Los segundos, que eran los más estimados, permanecían en las preceptorías, y desempeñaban varios de sus oficios, tales como los de herradores, armeros, etc. La recepción de los hermanos del servicio no difería, excepto algunos datos necesarios, de la de los caballeros. Éstos, por lo tanto, debido al accidente de su nacimiento les era prevenido anticipadamente la promoción de los de su clase.

Además de estas tres clases había la cuarta,– por supuesto, no vivían en el seno de la Orden-, quienes se llamaban Afiliados o Affiliati. Éstas eran personas de varios rangos y de ambos sexos, quienes eran reconocidos por la Orden, aunque no francamente relacionados con ella, como correspondía a su protección, y admitidos a la participación en algunos de sus privilegios, tales como la protección de los interdictos de la Iglesia, los que no se aplicaban a los miembros de la Orden.

El Gran Maestro residía originalmente en Jerusalén; y después cuando esa ciudad fue abandonada, en Acre, y finalmente en Chipre. Su deber siempre requería el que se encontrase en la Tierra Santa; y en consecuencia nunca residía en Europa. Fue elegido por vida dentro de los caballeros en la siguiente forma. En la muerte del Gran Maestro, era elegido el Gran prior para administrar los asuntos de la Orden hasta que podía ser elegido el sucesor. Cuando llegaba el día que había sido nombrado para la elección, el Capítulo por lo general se reunía en el centro principal de la Orden; y se proponía entonces a uno de los caballeros más estimados, en número de tres o más; el Gran Prior recogía los votos, y aquel que había recibido el mayor número era denominado para ser el Prior elector. En seguida un ayudante se le asociaba, en la persona de otro caballero. Estos dos permanecían toda la noche en la capilla empeñados en orar. En la mañana, elegían a otros dos, y estos cuatro, a dos más, y así sucesivamente hasta que el número de doce (el de los apóstoles) había sido seleccionado. En seguida los doce seleccionaban al capellán. Entonces los trece procedían a votar por el Gran Maestro, el que era elegido por mayoría de votos. Cuando la elección estaba completa, era anunciada a los hermanos en la asamblea; y cuando todos habían prometido la obediencia, el Prior, si la persona se encontraba presente, le decía: «En el nombre del padre Dios, el Hijo, y el Espíritu Santo, hemos elegido, y te elegimos Hermano N. para que seas nuestro Maestro”. Entonces, volviendo así a los hermanos, decía: “Queridos Señores y Hermanos, dad gracias a Dios; ved aquí a nuestro Maestro”. Los Capellanes entonces cantaban él Te Deum; y los hermanos, llevando a su nuevo Maestro en sus brazos lo conducían a la capilla y lo situaba ante el altar, en donde continuaba arrodillado, mientras que los hermanos oraban, y los Capellanes repetían el Kyrie Eleison, y el Pater Noster, y otro ejercicio piadoso. En el siguiente grado al de Gran Maestro era el Senescal, que era su representante y teniente. Después venía el Mariscal, que era el general de la Orden. En seguida el Tesorero cargo que siempre estaba unido con el de Gran Preceptor de Jerusalén. Era el Almirante de la Orden. El Guarda Ropa era el oficial que seguía en rango, que tenía a su cargo las vestiduras y arreglos de la Orden. Era una especie de Comisario General. El Turcopolio era el comandante de la caballería ligera. Había también una clase de oficiales llamados Visitadores, cuyo deber, como su nombre indica, era el de visitar a las diferentes Provincias, y corregir abusos. Había también algunos oficiales subordinados destinados a los Hermanos del Servicio, tales como Sub-Mariscal, Porta-Estandarte Adbéitar, etc.

Organizada la Orden de esta manera, naturalmente aumentó su prosperidad y crecían sus posesiones en el Este y en Europa y tuvo que dividirse en provincias, gobernada cada una de ellas por un Gran Preceptor o Gran Prior; pues los títulos se usaban indistintamente. Sin embargo, el de Preceptor era peculiar a los Templarios,, mientras que el de Prior era común tanto entre ellos como los Caballeros Hospitalarios de San Juan. Estas provincias eran en número de quince, y son las siguientes: Jerusalén, Trípolis, Antioquía, Chipre, Portugal, Castilla y León Aragón, Francia y Auvernia, Normandía, Aquitaine, Provenza, Inglaterra, incluyendo Escocia e Irlanda; Alemania, Italia Central y Septentrional, Apulia, y Sicilia. De donde puede verse que no había lugar de Europa, excepto los empobrecidos reinos de Dinamarca, Suecia y Noruega, donde los Templarios no habían extendido sus posesiones y su influencia.

El acto de la recepción de un Caballero en la Orden era una ceremonia muy solemne. Era secreta, y no se permitía estar presente sino únicamente a los miembros de la Orden. En efecto difería de la de los Caballeros de malta, cuya forma de recepción era libre y pública; y a esta diferencia entre la recepción pública y la iniciación secreta, es a lo que quizá puede atribuirse una parte del espíritu de persecución de la iglesia ha demostrado a la Orden en sus últimos tiempos.

El hecho de que los Templarios tenían una iniciación secreta se concede generalmente en la actualidad, aunque algunos escritores lo han negado. Pero debido a las circunstancias en su favor que son demasiado grandes para superar en cualquier sentido, excepto n la forma positiva de lo contrario, la que nunca ha sido aducida. Es bien conocido que durante estas recepciones eran admitidos únicamente los miembros de la Orden; cuya prohibición no hubiera sido necesaria si las ceremonias no fueran secretas. En las juntas del Capítulo General de la Orden, era rehusado aun el mismo Legado del Papa.

No sería honroso ni razonable citar las ciento veinte acusaciones promovidas contra los Templarios por Clemente, porque eran indudablemente falsedades malévolas inventadas por un Pontífice inmoral y sin principios medianeros de la concupiscencia de un monarca miserable; pues algunas de ellas son de tal naturaleza al grado de indicar que la creencia general de los hombres de la época.

Así, encontramos en el artículo 32 que dice: “Quo receptiones istius clandestine faciebant”; i. e. que estaban acostumbrados a hacer su recepción en secreto. El 100 contiene estas palabras: “Quod sic se includunt ad tenenda capitulatu omnes januas domus et ecclesiae in quibus tenent capitula ferment adeo firmiter quod nullus sit nec esse possit accessus ad eso nec juxta; up possit quicunde videre vel audire de factis vel dictis eorum”; i. e. Que siempre que verificaban sus Capítulos, cerraban todas las puertas de la casa o iglesia en que estaban reunidos tan estrechamente, que nadie podía aproximarse bastante cerca para ver u oír lo que hacían y decían. Y el siguiente artículo es más singular, pues refiere que, con el fin de cuidarse de los escuchas, acostumbraban a situar un vigilante, como diríamos ahora un guarda templo sobre el techo de la iglesia, “excubicum super tectum”, quien podía dar el aviso necesario.

El atavío de los Templarios les fue prescrito por San Bernardo, en el reglamento que compuso para el gobierno de la Orden, y se describe en el capítulo XX, en esta forma: “A todos los Caballeros declarados, ya sea en invierno o en verano proporcionamos, si se pueden obtener, vestiduras blancas, para que aquellos que han dejado tras de sí las huellas de una vida de ignorancia, puedan conocer que deben procurar encomendarse a su Creador y pedirle una vida pura y sin mancha». El manto blanco era por lo tanto el hábito peculiar de los Templarios, como el negro era de los Hospitalarios.

Subsiguientemente, pues al principio no usaban la cruz, el Papa Eugenio III, les otorgó la cruz roja pattée como el símbolo del martirio, el que debían usar sobre el pecho izquierdo exactamente sobre el corazón. La iniciación general de San Bernardo referente a las vestiduras se desarrolló después, así, es que el vestido del Templario consistía en una larga túnica blanca, muy semejante en la forma a la del sacerdote, con la cruz roja en el frente y espalda; debajo de ésta llevaba camisa de lino abrochada con un cinto. Encima de ésta usaban el manto blanco con la cruz roja pattée. La cabeza era cubierta con un casco o capirote adherido al manto. Las armas eran la espada, lanza, maza y escudo. También al principio la Orden adoptó como sello de armas la representación de dos caballeros montando un caballo, como la señal de su pobreza, posteriormente cada caballero era provisto de tres caballos, a la vez que un escudero seleccionado generalmente de la clase de los Hermanos del Servicio. Para escribir la historia completa de la Orden Templaria referente a los dos siglos de su existencia, sería, dice Addision, tanto como escribir la historia Latina de palestina, y ocuparía un volumen: Sus detalles contendrían relatos de batallas gloriosas con los impíos en defensa de la tierra Santa, y de peregrinaciones cristianas, algunas veces afortunadas y con frecuencia desastrosas de arenas áridas humedecidas con la sangre de guerreros cristianos y sarracenos; de deshonrosas contiendas con su rival de San Juan; de partidas forzadas y definitivas de los lugares que sus proezas habían conquistado, pero que su fuerza no había sido suficiente para conservarlos, y algunos años de lujuria y puede ser que de indolencia desordenada, terminados por el cruel martirio y disolución.

La caída de Acre en 1292, bajo el vigoroso asalto del Sultán Mansour, condujo desde luego a la evacuación de palestina por los cristianos. Los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, llamados después Caballeros de Rhodas, y entonces de Malta, huyeron a Rhodas, donde los primeros, asumiendo el carácter naval, reanudaron el estado de guerra en sus embarcaciones de remos contra los Mahometanos. Los Templarios, después de una breve quietud en la isla de Chipre se retiraron a sus diferentes Preceptorías que tenían en Europa.

Porter (Historia de los Caballeros de Malta, i. p. 174) no tiene panegírico para estos cobardes caballeros. Después de elogiar a los Hospitalarios por su perseverante energía con la cual, desde su isla natal de Rhodas, continuaban la guerra con los impíos, dice: “El Templario, por lo contrario, después de su permanencia breve en Chipre, en lugar de proporcionar la ayuda más insignificante a sus hermanos caballerescos y dignos en su nueva lucha, huyeron con precipitación increíble hacia sus numerosas y ricas Preceptorías Europeas, en donde la tosquedad de su libertinaje, la pompa de su lujo y lascivia, y la arrogancia de su orgullo, pronto se convirtió en el objeto del odio más invencible entre aquellos que poseían amplios poderes para realizar su destrucción. Durante estos últimos años de su existencia puede mencionarse muy poco en defensa de la Orden; pues sin embargo de su inhumana crueldad con la cual se realizó su extinción ha aparecido un sentimiento de compasión en su favor, el que con mandato sincero trata de borrar la memoria de sus crímenes, pues aún no puede negarse que durante los últimos años se habían desviado de los propósitos originales de su institución de tal manera que se hicieron indignos depositarios de ese tesoro que les había sido legado para los fines tan inmensamente diferentes a los que se habían propuesto”.

El acto de crueldad y de injusticia por el cual fue disuelta la Orden Templaria en el siglo XIV ha legado la memoria ignominiosa o el recuerdo de los nombres de los infames reyes, y el no menos Papa infame que los realizó.. En el principio del siglo XIV se encontraba en el trono de Francia Felipe el Hermoso, príncipe ambicioso, vengativo y avaro.

Durante su famosa controversia con el Papa Bonifacio, los Templarios como era su costumbre, se habían adherido al pontífice y se opusieron al rey; este acto exaltó su odio; y como la Orden era enormemente rica, esto provocó su avaricia, y sus poderes intervinieron con sus designios de engrandecimiento político; y todo esto alarmó su ambición. Por consiguiente, concertó de un modo secreto con el Papa Clemente V el plan para su destrucción, así como para la apropiación de sus ingresos. Clemente, por su dirección y consejo, escribió en junio de 1306, a De Molay, el Gran Maestro que se encontraba en Chipre, invitándole a que viniese a consultar con él sobre algunos asuntos de gran importancia para la Orden. De Molay obedeció al llamado, y en los comienzos de 1307 llegaba a París con sesenta caballeros y grande cantidad de tesoro.

Fue inmediatamente encarcelado, y, el 13 de octubre siguiente todos los Caballeros de Francia, en consecuencia de las órdenes secretas del rey fueron arrestados bajo la simulada acusación de idolatría, y otros crímenes enormes, de los cuales Squin de Flexian, Prior expulsado y apóstata de la Orden, se menciona haber confesado que los caballeros cometían actos delictuosos en sus Cabildos secretos. Lo que significaban estas acusaciones no ha sido dejado a la suposición. Pues el Papa Clemente V envió la lista de las causas de acusación, alcanzando el número de 120, a todos los arzobispos, obispos y comisionados papales por los cuales debía de examinar a los caballeros que debían ser llevados para su aclaración. Esta lista aún existe, y en ella encontramos tales acusaciones, como éstas:

Que se requería a todos aquellos que debían iniciarse en la Orden, jurar retractándose de Cristo, la Virgen María, y todos los santos. Que negaban que Cristo hubiera sufrido por la redención del hombre. Que habían convertido a la cruz o crucifijo en un vaso para escupir. Que adoraban a un gato en sus asambleas. Que practicaban artes mágicas o encantamientos.

De tales cargos como éstos, contrarios a la naturaleza y a la razón eran acusados los caballeros, y por supuesto, condenados como conclusión hecha de antemano. El 12 de mayo de 1310, cincuenta y cuatro de los caballeros fueron quemados públicamente y el 18 de marzo de 1313, De Molay y el Gran Maestro y los tres principales dignatarios de la Orden, sufrieron la misma suerte. Murieron fielmente sosteniendo su inocencia de todos los crímenes que les imputaban. La Orden fue suprimida desde luego, por la energía del rey de Francia, apoyada por la autoridad espiritual del Papa, orden que se verificó en toda Europa.

Muchísimas de sus vastas posesiones que no habían sido apropiadas por los diferentes soberanos para su propio uso, o el de sus favoritos, fueron otorgadas a la Orden de los Caballeros de Malta, cuya aceptación del donativo no tendió a disminuir la mala disposición que había existido siempre entre los miembros de las dos Órdenes.

En cuanto a la historia de la continuación de la Orden, después de la muerte de Santiago de De Molay, por Johannes Larmenius, bajo la autoridad del título de transmisión que le fue conferido por De Molay pocos días antes de su muerte, ese asunto se trata más extensamente y en forma debida en la Historia de la Orden del Templo, la que reclama, por virtud de ese título ser la sucesora legítima de la antigua Orden.

Desde el establecimiento de la Orden por Hugo de Payens, hasta su disolución durante el Magisterio de De Molay, veintiún Grandes Maestros presidieron la Orden.

Fuente: el portal del Guiajiro

Orden de Malta

Una orden haciendo hincapié en la lección de la verdad. Los elementos de esta Orden se practicaban en las logias antiguas antes de que la forma final del Master Mason entró en uso. Todavía se practica en forma de gala por los masones Knight de Irlanda y de los masones Knight de los Estados Unidos, y como la Cruz Roja de Babilonia en la Orden de Inglés de los Grados Masónicos Aliados.

La Orden es estrictamente cristiana en su origen y carácter, y si bien no existen restricciones en cuanto a quién puede recibir, sin embargo, alguien que no crea en la práctica de los principios cristianos daría vergüenza en solicitar su ingreso a la Orden.

Para su localización se coloca entre las escenas y personajes mencionados en el Nuevo Testamento y constituye una interpretación masónica a lo largo de las líneas cristianas de la Nueva Dispensación.

La Orden recibe su nombre de la isla de Malta, cuyo nombre ha estado en los titulares de la época de las Cruzadas hasta nuestros días. Un Priorato de los Caballeros de Malta sigue existiendo en esta antigua isla.

La Cruz de Malta es el emblema apropiado para la presente orden, ya que le fue conferido oficialmente sobre el número de miembros durante las Cruzadas, y la Orden moderna en memoria han perpetuado el símbolo represente a todo lo que era verdadero y santo.

Fuente: ¨Portal Masónico del Guajiro

Orden de la Cruz Roja

Una orden haciendo hincapié en la lección de la verdad. Los elementos de esta Orden se practicaban en las logias antiguas antes de que la forma final del Master Mason entró en uso. Todavía se practica en forma de gala por los masones Knight de Irlanda y de los masones Knight de los Estados Unidos, y como la Cruz Roja de Babilonia en la Orden de Inglés de los Grados Masónicos Aliados.

La Orden no tiene ninguna relación con la Cruz Roja Americana. Se trata de un título (denominado como «órdenes» de la Encomienda) que conecta el sistema Capitular de grados (el capítulo) con el sistema de Caballería, o Templarios.

Continúa la historia del pueblo judío, desde su hora más oscura de la época de la reconstrucción del Templo. La lección es que la verdad, que a menudo aplastados a la tierra se levantará nuevamente, porque al final es poder y prevalecerá sobre todas las formas de error y la superstición.

La Cruz Roja es el verdadero emblema de esta Orden ilustre, para cada uno de sus cuatro brazos tienen importantes alusiones simbólicas. El grado alienta a la búsqueda de la verdad, y hace hincapié en la importancia de la Libertad y la Justicia, con un derecho de adorar a la Deidad bajo cualquier nombre, él puede ser llamado.

Fuente: Portal Masónico del Guajiro

Oficiales de una Comandancia de Caballeros Templarios

La Masonería Templaria, o Masonería Caballeresca, es el cuerpo final del Rito de York Americano y consta de tres órdenes: la Ilustre Orden de la Cruz Roja , la Orden de Malta y la Orden del Templo (o Caballeros Templarios). La unidad organizativa básica de los Caballeros Templarios se conoce como Comandancia y está compuesta por los siguientes oficiales: Eminente Comandante, Generalísimo, Capitán General, senior Warden (Vigilante Mayor) , Junior Warden (Vigilante Menor), Tesorero, Registrador, Prelado, Portaestandarte, Portador de la Espada, Vigilante y Centinela.
Como he comentado en artículos anteriores, no estaré hablando del Tesorero o Registrador (Secretary) .

El Eminente Comandante preside una Comandancia de Caballeros Templarios en los EE. UU., pero en lugares como Inglaterra, el oficial que preside se conoce como Preceptor (y preside una Preceptoría). El rango de comandante es un rango militar de uso común, pero en la orden templaria medieval , los comandantes eran caballeros o sargentos a cargo de las comandancias locales. Este oficial lleva el título honorífico de Eminente que tiene sus raíces en la palabra latina «eminentem» que significa «sobresalir, proyectar, prominente o alto». La palabra Comandante proviene del inglés antiguo «comandeor» que se deriva del latín «comandare» que significa «ordenar, mandar o ordenar». Este oficial es equivalente al Venerable Maestro de una Logia Azul. La joya del Eminente Comendador es una cruz de pasión coronada por rayos de luz.

El segundo al mando es el Generalísimo que se sienta a la derecha de la Comandancia Eminente. Está encargado de asistir al Comendador en el despacho de sus funciones y, en su ausencia, de presidir la Comandancia así como de presentar al Gran Comandante y su personal cuando lo visiten. Generalissimo proviene del italiano «generale» y el sufijo -issimo, en sí mismo del latín -issimus, que significa «máximo, al grado más alto». Este oficial es comparable al Senior Warden (Vigilante Mayor) de una Logia. En los Caballeros Templarios medievales, este oficial sería equivalente al Senescal. La joya del Generalísimo es un Cuadrado coronado por un Cordero Pascual. El cuadrado nos recuerda la lección de moralidad de la Logia Azul y el cordero representa la naturaleza cristiana de la orden.

El tercer oficial del estrado de la Comandancia es el Capitán General y se sienta a la izquierda del Eminente Comandante . Se asegura de que la Comandancia esté preparada para la recepción del Comandante y, esencialmente, ejecuta la mayoría de todos los comandos, ya sea que se comuniquen a través del Generalísimo o del Comandante Eminente directamente. El rango de Capitán General ha sido y todavía se usa para denotar un oficial de alto rango o jefe de estado en algunas situaciones. La palabra «Capitán» proviene del latín tardío «capitaneus», que significa jefe. La palabra «General» proviene del latín «generalis» que significa «relativo a todos, de toda una clase o genérico» y que se usó para denotar a un oficial al mando a partir del siglo XIV. En los Caballeros Templarios medievales, este oficial sería equivalente al Mariscal. La joya del Capitán General es un Nivel coronado por un Gallo (gallo).

El siguiente oficial es el Senior Warden (Vigilante Mayor), que está más estrechamente alineado con el Diácono Mayor de la Logia, ya que está a cargo de guiar a los candidatos a través de una parte de la Orden del Templo. Este oficial se sienta en el lado sur de la Comandancia conocida como el «ángulo suroeste del Triángulo». La palabra «Senior» proviene del latín «seniorem» que significa «mayor». La palabra «guardián» proviene de la palabra protogermánica «wardon» que significa «vigilar o proteger». La joya del Guardián Mayor es un cuadrado hueco con un brazo en el interior que sostiene la Espada de la Justicia.

El oficial electo final es el Junior Warden . Este oficial es comparable al Mariscal con algunos deberes del Diácono Mayor de la Logia Azul. Al igual que el Vigilante Principal, también dirige a los candidatos durante una parte de la iniciación y está a cargo de la Cámara de Reflexión. Este oficial está estacionado en el » ángulo noroeste del Triángulo». La palabra «junior» proviene de la palabra latina «iunior» que significa «joven». La joya del Junior Warden es el Águila con una espada llameante en sus garras.

El oficial superior designado es el Prelado y cuyas funciones corresponden al Capellán de la Logia Azul; hay una diferencia entre los dos ya que el Prelado oficia sobre las Obligaciones asumidas por los candidatos de la orden. Un prelado es tradicionalmente un miembro de alto rango del clero y la palabra se deriva de la palabra latina ‘prelatus’ que se refiere a un clérigo de «alto rango o de preferencia sobre los demás». En la orden medieval, uno de los puestos más importantes dentro de una Comandancia Templaria era el de Capellán. Este hombre tuvo muchos trabajos importantes, no eclesiásticos, sino también seculares en muchos sentidos. Fue sacerdote interno de la Orden. Tenía el poder de oír confesiones y dar la absolución de los pecados; A los templarios se les prohibió dar confesión a cualquier persona que no fuera un clérigo de la Orden Templaria sin la aprobación papal. Estos clérigos no respondían ante los clérigos u obispos locales, sino solo ante el Papa. El Prelado se sienta delante ya la derecha del Generalísimo. La joya del Prelado es el triple triángulo con una cruz de pasión roja en el centro de cada triángulo.

Sentado en el Oeste de la Comandancia, el Portaestandarte guarda los estandartes de la orden de los Templarios. Este oficial corresponde en deberes con el Mariscal de la Logia Azul. Históricamente, los deberes del portaestandarte incluían ser el pagador y garantizar que el equipo (incluidos los caballos) se mantuviera en buen estado de funcionamiento. Cabe señalar que, aunque se le conoce como el Portaestandarte, nunca portó el estandarte, sino que encabezó la procesión que lo portaba y protegía. La palabra «estándar» proviene de la palabra en francés antiguo «estándar», que significa «bandera militar». Algunos teorizan que proviene de una palabra franca que significa «mantenerse firme o firme», lo que tendría sentido porque mientras Beauceant permanecía en pie, los templarios medievales no dejaban de luchar durante una batalla. La palabra «portador» proviene de la palabra inglesa antigua «berere» que significa «el que lleva». La joya de este oficial es una plomada coronada por el estandarte de la Orden.

Sentado a la derecha del Portaestandarte está el Portador de la Espada . Este oficial está encargado de proteger al Portaestandarte y de liderar el destacamento para presentar la bandera para el Juramento. Tiene deberes correspondientes al Mayordomo Junior de la Logia. La palabra «espada» proviene del alto alemán antiguo «swertha», que significa «arma cortante». La joya de este oficial son las espadas cruzadas dentro de un triángulo.

Sentado a la izquierda del Portaestandarte está el Guardián . Este oficial corresponde al Diácono Junior de la Logia Azul ya que atiende las alarmas en las puertas del Asilo y asegura que la Comandancia esté debidamente custodiada, así como anuncia la llegada y salida del Eminente Comandante. La palabra «Guardián», como Warden, proviene de la palabra proto-germánica «wardon» que significa «vigilar o proteger». La joya del Guardián es un cuadrado hueco con una trompeta y espadas cruzadas en su interior.

El último oficial designado de la Comandancia se llama Centinela y cuyos deberes se corresponden con los de Tyler en Blue Lodge. El Centinela protege la Comandancia desde fuera de la puerta para asegurarse de que los Sir Knights no sean atrapados o tomados por sorpresa por aquellos que desean causar daño o aquellos que no tienen derecho a estar allí. El Centinela es alguien que monta guardia sobre algún tipo de estructura, ya sea una instalación, una puerta o un pasaje. Es su trabajo evitar la intrusión de enemigos o personas no autorizadas. La palabra Sentinel proviene de la palabra latina «sentire» que significa «observar o percibir por los sentidos». La joya de este oficial es un cuadrado hueco con una espada dentro

Preparado por el Generalísimo SKT Daniel Sequera: Comandancia Santiago Mariño N° 1

Electos nuevos oficiales de la Comandacia Santiago Mariño N° 1

En los trabajos realizados el pasado sábado 19 de febrero del 2022, en el Templo del Sur Este de Caracas, fueron electos los oficiales para el período 2022-2023 de la Comandancia Santiago Mariño N°1 de Caracas, resultando electos como:

Comendador Com. el SKT Sixto O. López G.,

Generalísimo Gen. el SKT Daniel Sequera,

Capital General C.G. el SKT Wilmer Monterrey

Primer Vigilante Pr. V. el SKT Frank Sánchez

Segundo Vigilante Sg. V. el SKT Eleanel Meza

Prelado Prl. el SKT Stefan Fisic

Felicitaciones y exitos en sus nuevas responsabilidades.

non nobis, domine,

non nobis: sed nomini tuo da gloriam

PARTICIPACION DE CONDOLENCIAS POR EL PASE AL O.E. DEL PGHP JORGE SERRANO A.

El Gran Capítulo de Masones del Real Arco de la República Bolivariana de Venezuela @GRANCAPITULOMRA, sus Capítulos jurisdiccionados y todos los Compañeros, expresamos nuestro profundo pesar por el fallecimiento, el día jueves 26 de agosto del presente, en la ciudad de Caracas, del compañero JORGE SERRANO ACOSTA, quien fue el Gran Sumo Sacerdote, Gran Ilustre Maestro y Comendador, asi como un gran impulsador del Rito York en Venezuela.
Hacemos llegar nuestra sentidas palabras de condolencia a sus familiares, amigos y a todos los compañeros del Rito York de Venezuela .
Santidad al Señor.

ORDENES CABALLERESCA DEL RITO YORK

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La Comandancia Santiago Mariño N°1 del Or. de Caracas, celebró su Asamblea de Conferición de Órdenes de Caballería [Orden de la Ilustre Orden de la Cruz Roja, El Paso del Mediterráneo y Orden de Malta y Orden de los Caballeros del Temple] el lunes 8 de octubre a novicios que vienes del Capitulo de Masones del Real Arco – Rito York – de Caracas, en una hermosa ceremonia que se realizó con todo el rigor que demanda tan alta distinción y último escalón de la escalera Masónica por el camino del Rito York.

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